La cultura colonial trajo al WallMapu todo aquello que constituirían los diferentes mecanismos de muerte. El genocidio, el epistemicidio, femicidio, entre otros, fueron generados desde la colonia y otorgados como legado a los patriarcas de las repúblicas coloniales. El despertar telúrico nos trae las voces de nuestres kuyfikecheyem, que hasta ayer eran sonidos espectrales de un pasado desteñido por la historia oficial.
Hoy son voces nítidas, audibles, que nos hablan, trayéndonos verdades a través de los pewma, nuxam, indicándonos el camino hacia nuestra libre determinación.
Me enorgullece ser parte de un pueblo que no ha perdido la memoria y que en cada recuperación territorial recupera también el sentido de nuestra existencia como mapuche, gente de la tierra. En estas últimas semanas he caminado junto a las weychafe, por sus territorios en conflicto. He escuchado atentamente sus palabras, que brotan con rabia, pero también con ternura, todas y cada una de ellas me estremecieron. La construcción de un vínculo profundo con la mapu, con su kuñul, con sus kuyfikecheyem, determinan sus luchas.
Gloria Colihueque Catriman abrazando a su ñuke y abrazando a su mapu.
La lamngen Romina Jones en el Lof Quemquemtrew resistiendo contra la militarización de su territorio, decidida a ejercer su derecho a maternar como mujer mapuche, ése es un derecho que el estado wingka omite y no figura en su flamante política de género.
La lamngen Soledad Cayunao en el Lof Cayunao de Alto Rio Chubut. Portadora de un mandato: sanar el territorio para sanar su familia. En nosotras se encarnan todas las violencias y abusos que venimos sufriendo desde hace siglos, desde que nuestros territorios han sido invadidos y nuestras cuerpas territorios violados. Pero también encarnamos las rebeliones que nos habitan, despertándose en nosotras los pvjv de nuestras ancestras.
La lamngen Soledad Cayunao me contó que se vio forzada a irse de su Lof cuando era una niña, debió trabajar desde muy chica sufriendo el despojo, humillaciones y explotaciones.
Su dolor fue tomando todo su ser. Una de sus hijas, recordaba los días de llanto de su mamá, toda vez que pensaba en su territorio. La decisión de retornar no fue fácil, pero sí determinante. Vivir en territorio les ha implicado el continuo hostigamiento, tristemente no sólo del empresariado y del latifundio que van imponiendo sus alambrados y su tiranía, sino también de una parte del pueblo mapuche que allí habita. Atravesados por el machismo que se ha inoculado de manera violenta en las prácticas cotidianas y en los vínculos que trazan con las pu zomo de nuestro pueblo. Los pu wentru patriarcales, colonizados, que se niegan a entender que la libre determinación de nuestro pueblo no puede darse sin la participación activa de nosotras. Para restablecer el orden cósmico, la propia mapu despertará la fuerza mujeril que deberá vencer al sistema wingka.
Soledad junto a su compañero e hijos caminan por su territorio para resguardar la vida, para resguardar el agua, para recuperar la espiritualidad de nuestro pueblo poniendo en juego lo único que tienen, su cuerpo, su espíritu y su fuerza. Han abierto caminos a pala y pico. La asimetría de esta lucha es tan clara, que mientras los invasores llegan en helicóptero con los materiales para cercarlos, ellos caminan o andan a caballo, atravesando el río, en situaciones de mucho peligro o caminando, a veces una hora y media, subiendo la cordillera con provisiones de comida hacia su ruka, siempre se trasladan con les pichikeche.
El emir de Qatar desde sus aposentos lujoso, ignora los detalles de los pesares que van levantando en la vida de esta familia, ignora el príncipe de Qatar que sus caprichosos tentáculos capitalistas le va arrebatando a la niñez mapuche, la paz.
Se prepara el emir de Qatar, jubiloso, a celebrar el campeonato mundial de fútbol, mientras millones de dólares son invertidos en infraestructura para la fiesta deportiva en esta parte del mundo, una familia mapuche que va construyendo un Lof sin herramientas, sin infraestructura, sin reconocimiento de sus derechos, enfrenta con dignidad y coraje al emirato qatarí, reclamándoles su derecho al territorio. En ese mismo territorio, en las tierras bajas, la lamngen Soledad y su familia han recuperado una invernada que estaba invadida por Coopetel, una cooperativa de servicios de telecomunicaciones. La ironía del sistema ríe, lucha el Lof Cayunao contra la cooperativa de comunicación y ellos no tienen señal de celular y el único punto de señal para dar aviso de cualquier situación represiva se encuentra a más de una hora de a pie o a 20 minutos en automóvil. La actual administración de esa cooperativa, que opera como una empresa capitalista, tiene en su haber reciente el escandaloso fraude y robo de su anterior presidente, el cual renunció llevándose el botín, dinero de todos los contribuyentes y asociados de la cooperativa. El que en el momento del robo era el vicepresidente de esa institución, hoy preside la misma. Lejos de estar procesado, condenado y preso como debería ser, este hombre levanta el dedo acusador señalando al Lof Cayunao como usurpadores y transgresores de la ley. Me pregunto: ¿qué autoridad moral podrá tener un delincuente para decirnos qué es delinquir? Definitivamente, el Lof Cayunao hace uso de un derecho innegable: el derecho al territorio. Hay un sector que está violando incluso los derechos reconocidos por este estado wingka, es el gobierno de Rio Negro, es el estado en todas sus formas y modos.
Quiero hacer un llamado desde lo más profundo de mi piwke, corazón, a todos los socios de Coopetel. En sus manos está la posibilidad de que se restablezca la justicia, que se reconozca un derecho fundamental. Que la decisión de todos los socios de restituir el territorio al pueblo mapuche, a la familia de Soledad Cayunao, será un ejemplo para ir reparando el pasado y construir vínculos de reciprocidad y respeto con nuestro pueblo. ¿Cómo es posible que los villanos, los delincuentes, los que nos roban, los que nos mienten, los que verdaderamente han usurpado terminen ganando en esta historia que se va escribiendo?
Y a las mujeres, no solo de Puel Mapu, Argentina, sino del mundo les digo: un nuevo linaje de mujeres está surgiendo con la memoria heredada en la sangre. Son las guardianas de las aguas, las guardianas de la tierra, las que con su lucha perpetuarán la vida del planeta, les ruego que no nos dejen solas, que las calles se colmen de voces y gritos vociferando solidaridad con las mujeres indígenas de Indoamérica, pero en particular con estas lamngen mapuche que tienen hoy sus vidas amenazadas. Evitemos el desalojo del Lof Cayunao, obliguemos al Estado a reconocer el territorio del Lof QuemQuemTrew, tejamos entre todas la red de apoyo y solidaridad para que Isabel Catriman, nuestra papay pueda vivir en paz en su territorio. La lucha de la Nación Mapuche es una lucha que nos trasciende, es la lucha por un modo de vivir que no va a ser impuesto a sangre y bala, sino que va a brotar de las propias fuerzas espirituales de la tierra porque wingkalandia hace tiempo que dejó de ser una opción civilizatoria y es sólo una expresión de un acelerado exterminio. Que el pueblo mapuche vaya ganando estas batallas serán las antesalas para que la humanidad gane la gran lucha contra el terricidio.
Desde la Puel Wili Mapu, por territorio, justicia y determinación.
Moira Millan, weychafe mapuche.