Hoy 10 de Junio, las montañas amanecieron con cofias blancas sobre sus cabezas, y observan aburridas el despertar monótono de la vida pueblerina, yo les escribo desde Puelmapu, Lof pillañ Mahiza, en Corcovado. También hoy la tierra es atravesada por un eclipse, que nos trae su newen en una jornada importante para nosotras, ya que una pequeña comitiva del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, llegaron a Buenos Aires, allí se reunirán en horas de la tarde, con algunos ministros y ministras para abordar en profundidad y detalle, una propuesta que le hemos presentado el día d 19 de mayo, en aquella reunión que tuviéramos en casa Rosada tras haber a travesado el país con nuestra caminata a Buenos Aires, hito histórico con más repercusión en el exterior que aquí en la Argentina Europeísta. Como afirma Michel Foucault: «la historia a seca parece borrar en provecho de las estructuras más firmes, la irrupción de los acontecimientos”.
La propuesta que desplegaremos sobre esta mesa de trabajo interministerial, trata de la creación de las defensorías territoriales de Mujeres indígena, dado que existe una situación de emergencia humanitaria, sobre todo al norte del país, que está diezmando la vida de las mujeres y niñez indígena. La hambruna que arrasa con los cuerpas envejecidas por desnutrición y por las múltiples maternidades, no deseadas, ya que en éste país se permite el matrimonio infantil, solapada como práctica cultural, entre otras situaciones opresivas.
Todos los mecanismos de violencia de género se activan en los territorios contra nuestras vidas. La violencia es diaria, las empresas extractivistas, las fuerzas represivas, y los latifundistas, operan con total impunidad y la desidia del estado los habilita. No tenemos acceso al agua potable, a la justicia, a educación, salud, alimentación, cercadas cada vez más, por la contaminación y los alambres de los terratenientes. Nuestras niñas son violadas, por prácticas misóginas y racistas como el chineo, que suceden a diario, sin que las madres encuentren apoyo.
No solo hay un desamparo institucional, también hay soledad en la comunidad, regenteadas en su mayoría por caciques hombres, algunos de los cuales usan su ínfimo poder para humillar, maltratar y oprimir a las mujeres de sus propias comunidades. He sabido de casos indignantes, como aquella joven mocoy del norte de Santa Fe que se arma de valentía para enfrentar en las elecciones comunitarias al cacique maltratador y abusador, como ella logra juntar adhesión, éste envía a sus hijas a darle una golpiza desfigurándole el rostro.
Otro caso de abuso de poder es el de las jóvenes wichí, que denuncian en Chaco a un cacique que para entregarles bolsones de comida a cambio les exigía sexo oral. La lista de injusticia y abusos es interminable y dolorosa. La única manera de acabar con esto, es organizándonos y gestionando nuestros derechos. Es urgente y es ahora. Nunca, jamás ningún gobierno ha asumido la verdad que la plurinacionalidad de los territorios, se ha sostenido a pesar de los intentos genocidas, y nuestra existencia ha perdurado como provocación a sus intentos fallidos de blanquear el componente poblacional de los territorios invadidos. La agresión demográfica sistémica, ahora pone énfasis en nosotras, las mujeres, ya no solo indígenas, las mujeres como sector emergente de lucha y de cambios, estamos siendo atacadas, y a veces asesinadas, pretenden los misóginos evitar de este modo, el derrumbe de este sistema colonial, racista y patriarcal.
Ayer al escuchar la desafortunada frase presidencial, reafirmando una vez más el espíritu europeísta de este país, que desprecia lo indígena, porque le plantea umbrales epistemológicos incomprensibles para una lógica atrapada en el reduccionismo existencialista. ¿Cómo pueden entender nuestro mundo vinculado a raíces profundas en territorios milenarios, quienes tienen sus pies navegando en las aguas lejana de otro continente? ¿Cómo pueden amar con la misma entrega que nosotras mujeres indígenas, la tierra que pisan? Sí los argentinos vienen de los barcos, entonces tendrán derechos sobre los mares y nosotras, las naciones indígenas sobre los territorios.
El negacionismo como política de estado ha sido y es genocida. La omisión o negación de un conflicto no provoca su desaparición o resolución, solo genera que el conflicto se profundice, Argentina tendrá que replantearse su relación con las naciones indígenas a las cuales ha invadido, porque para sanar es necesario, la memoria, la verdad y la justicia. No se puede seguir sosteniendo la absurda narrativa de que Argentina se constituye solo de los que descendieron de los barcos. Porque llegará el día en que ese estado que nos niega, que nos obliga a vivir nuestra identidad de manera clandestina, que nos despoja de todo derecho, nos verá unidos como pueblos y organizados como naciones milenarias, recuperando lo que nos ha sido arrebatado.
Nuestra lucha como Mujeres indígenas es por la construcción de un modelo civilizatorio armónico, recíproco, y respetuoso con toda las vidas, que sustituya a este sistema terricida y letal, pero este caminar se hará con pequeños pasos, y dialogando con todas las personas del mundo que al igual que nosotras quieren una revolución ancestral. La reunión de hoy es tan solo un paso hacia nuestro fortalecimiento. No nos detendremos hasta lograr las defensorías territoriales de mujeres indígenas, gobierne quien gobierne estaremos reclamando este derecho, y ojalá ustedes nos acompañen en esta lucha para que el reclamo sea escuchado y atendido.
Desde la Puelwillimapu, Moira Millán weychafe.
Read in English