La pandemia trajo, además de muerte, la fortificación de las fronteras, y la profundización de la restricción de los pueblos al libre tránsito. Viajar en estos tiempos se ha vuelto un riesgo de múltiples factores. No me refiero sólo al riesgo del Covid, también a aquellas sutilezas con que el sistema nos agrede, nos violenta, de manera imperceptible ante el ojo social, voy a narrarles aquí mi periplo para retornar desde México a mi casa.
Llegué a Guadalajara, invitada por la FIL, Feria Internacional del Libro. En Argentina soy una de la pocas o quizás la única novelista indígena, en ser publicada. El estado argentino no ha hecho nada para promover la lectura de escritorxs indígenas, sin embargo, ha hecho mucho para reprimir nuestra voz y acallarnos. Me pareció una buena oportunidad para dar a conocer la cosmovisión que alimenta nuestra lucha y nuestra tinta para escribir.
Estuve poco menos de 48h en la FIL, decidí viajar a encontrarme con el México insurgente, con el perseguidor de sueños imposibles, aquel México de silencios pétreos, que guarda las voces milenarias de otros mundos que fueron y quieren volver a Ser. Me encontré también con el México gritón, que vocifera verdades lacerantes como el mezcal en la garganta, el que escupe murales de rabia, y el que esculpe nuevos modos de gobernar y gobernarse. Pero debía volver, ya era tiempo. Al caminar, escuchar y dejarme atravesar por esas vidas, mi piwke, corazón, ka rakiduam, pensamientos, se habían convertidos en tacos rellenos de sentimientos picantes, que me trajeron sabores nuevos, y otros añejos, que creí necesarios guardar en el paladar de mi alma para recordar, para no olvidar la hechura de estos pueblos y sobre todo la esencia de ésta tierra. Con ese sentimiento me prepare para mi retorno.
Mi periplo comenzó cuando el día 9 de diciembre en horas de la noche, tuve inconvenientes para ingresar a la página de Migraciones de Argentina, en la que se llena la declaración jurada, para entonces todos los nuevos requisitos de este escenario pandémico, estaban cumplidos: PCR Negativo, comprobante de vacunación. Completé el cuestionario de «vuela seguro» que exige el estado mexicano, sin embargo, no podía resolver la declaración jurada. Empecé a inquietarme y pedí ayuda a una amiga para que ella ingresara desde argentina. Ella pudo ingresar al sistema y completar el primer paso, al finalizar el segundo paso este dió error y no se envió el correo con la DDJJ, esto mismo lo intentó 10 veces sin conseguirlo. Se hizo la madrugada y yo seguía sin solucionarlo. Estaba desesperada, me fui al aeropuerto a las 3. 30 AM, el vuelo salía a las 6 AM. Fui con tiempo y esperanzada, sin embargo, seguía sin poder obtener la declaración jurada por medio del sistema de migraciones. Cuando en el mostrador me pidieron la declaración jurada expliqué la situación, el personal de Aeroméxico trató de ingresar a través de otros celulares para ayudarme, tampoco pudieron. Así estuvimos largo rato, hasta que debieron cerrar el vuelo, y mi desesperación se convirtió en desahucio, aunque rogué y suplique, no me permitieron tomar el avión. Me acerqué al mostrador de venta de Aeromexico para ver si podían ayudarme, pero debía comprar otro pasaje.
Regresé a la casa de mis amigxs, una vez allí comencé a llamar para pedir ayuda, jamás pude comunicarme con la embajada Argentina en México, en sus números de emergencias nadie atendía. Muchxs de mis amigxs, en México, Argentina e incluso Bolivia, se movieron, llamaron a los contactos más cercanos al embajador Carlos Tomada. Finalmente, tras varias horas de incesante búsqueda de dar con alguien de la embajada, me llamaron del consulado argentino. La conversación fue absurda, el funcionario trató de convencerme de que el problema había sido ocasionado Aeroméxico y que allí debía reclamar, les explique por décima vez que Aeroméxico intentó ayudarme, pero que el estado argentino es quien exige que solo se entregue la tarjeta de embarque cuando la totalidad de los requerimientos de seguridad sanitaria hayan sido debidamente presentados, eso incluye la declaración jurada. El único responsable de ésta injusticia era el área de Migración del Ministerio del Interior, que debió supervisar el buen funcionamiento de su página.
El pasaje debía abonarse en su totalidad 2300 doláres, le pregunté a esa voz masculina, joven y fría, ¿quién se haría cargo de poner el dinero? Y sugirió que haga una colecta entre mis familiares y amigos. Nadie de la embajada ni del consulado volvió a llamar. Yo preguntaba al número que me había escrito si tenía novedades, él respondía: ninguna. La página cayó, el sistema falló y yo no viajé, le respondí a una de mis hijas cuando me preguntó a que hora llegaría a Esquel. Me detuve en esa frase que dije sin pensar “el sistema falló”, infinitas veces se nos responde así, es la nada misma, el sistema falla sin razón, sin explicación, y esa respuesta vacía de contenido, es aceptada con resignación como si nada pudiéramos hacer, ahora bien el sistema informático contratado por el gobierno argentino, falla porque no es perfecto, es tan imperfecto como el sistema político mundial, se sabe que en algún momento fallará y habrá muchas personas que se perjudicarán por esa falla, ¿han pensado en un dispositivo complementario? ¿cómo ayudarán a los usuarios afectados?. Nos han robotizados para aceptar respuestas automáticas y sin sentido, y ellos los que gobiernan se han deshumanizado para volverse indolentes frente a las injusticias. El sistema falló desde el momento de concebirse, hoy es un orden mundial en decadencia, putrefacto, y delirante, que se desespera por reciclarse y continuar. En Argentina y posiblemente en todo el mundo, los ciudadanos aportan mediante los impuestos a la contratación de empresas informáticas para tecnificar la relaciones entre el estado y la gente, si el servicio falla corresponde que el estado repare el daño ocasionado, exijo que lo haga en mi caso.
Muchas de las historias de “migrantes ilegales”, comenzaron con hechos fortuitos, imponderables, o simplemente negligencia. Viajo siempre con la certeza de que está todo organizado para mi retorno, como activista, weychafe mapuche, no tengo sueldo, ni soporte económico, así que quienes me invitan deben cubrir mis gastos. Cuando salimos a caminar tierras lejanas, nos animan los sueños, imaginamos las experiencias nutritivas que fortalecerán nuestro espíritu, pero luego, pesadillas cómo estás nos recuerdan que vivimos bajo el régimen cruel de un sistema tirano e indolente. Soy afortunada porque siendo una mujer indígena, tengo herramientas que me permiten comunicarme, tengo una red de amigxs que me cuidan y me aman, cuento con información suficiente para desenvolverme en este sistema burocrático, pero ¿y si ésto le hubiera sucedido a una hermana indígena que no fuera hispanoparlante?, ‘que no tuviera los contactos y amistades que tengo, ¿qué hubiera sido de ella? Quizás quedaría sumergida en la obscura crueldad de la ilegalidad, regresar le hubiera sido imposible, juntar una suma de dinero inalcanzable, la llevaría por laberintos impensado de abusos, que quizás hubiera terminado en muerte.
Detesto la categoría Migrante, creo que fue creada para olvidar que hemos sido desde siempre pueblos transhumantes, y que eso también es parte de nuestros usos y costumbres, categoría de moda en los ámbitos de la justicia, para justificar las aberraciones que se cometen contra nuestra niñas. Cuando estos usos y costumbres van directo a desdibujar fronteras y a recuperar cosmografía, entonces ya no son derechos que los estados deseen respetar, la Geopolítica de la opresión y de la invasión crece descomunalmente, y decide como debe verse un ciudadano con derechos. Si no tiene un celular inteligente perderá todos lo derechos, ya que todo se hace mediante la aplicaciones. La frontera informática, enriquece a sus empresas empresas que post mandemia se se han vuelto aún más billonarias, sin embargo los pueblos hoy somos más vulnerables convertidos en meros consumidores de sus artilugios. ¿Qué empresa ha sido contratada por el ministerio del interior para sus plataformas de control Covid? ¿Es ella que debe devolverme el dinero? ¿Quién se hará cargo del perjuicio ocasionado?
Mi situación es tan pequeña frente a los horrores que viven muchas personas que viajan buscando mejores condiciones de vida. El día 9, un día antes de mi viaje, un camión con mas de 100 transhumantes, categorizados como migrantes guatemaltecos que iban hacinados en un trailer, atravesando Chiapas a la altura de Tuxtla Gutiérrez, volcó murieron 54 personas, varios niños se salvaron porque sus madres les abrazaron, muchas de ellas murieron protegiendo a sus hijos. Así es andar nuestro mundo, las fronteras se erigen como carniceras de los pobres, nuestra indolencia habilita, nuestra indiferencia confiere impunidad. Vuelvo a casa, gracias al apoyo de mis amigas, amigos y amigues. Vuelvo a casa también porque la humanidad no está del todo perdida, muchas personas preocupadas en ayudarme, como Gabriel de la agencia Universo viajes, que se movió, llamó y persuadió a Aeromexico para que bajara el valor de la tarifa, y consiguió un pasaje por menos de la mitad de su valor.
Gracias a todes quienes me ayudaron, les amo, y me honrra su amistad. A todos ustedes les pido que me ayuden para que reclamar conmigo la devolución de todos mis gastos, sobre todo el valor del pasaje que debo devolver. Como así también por un buen funcionamiento de la página de la declaración jurada para viajar. Rvme mañun. Pewkaleal Mexico! WIÑOTUAM TAÑI RUKA MO.
Moira Millan, desde Guadalajara, a horas de retornar a mi Puelmapu.